La siesta: poco tiempo, muchos beneficios

Una buena comida, un poco de sobremesa y ¡a la cama! La siesta está asentada en los países mediterráneos y en la época estival es un ritual casi obligado. ¿Costumbre o necesidad? La apetencia de echar una cabezadita después del almuerzo tiene base científica: al comer se eleva el azúcar en sangre, lo que evita que las señales que nos mantienen despiertos y alerta lleguen a su destino.

Además, los beneficios de la siesta hacen de esta pausa un hábito sano. Si lo agradable de esta ‘tradición’ no es razón suficiente para ti, te presentamos unas cuantas razones de peso para no renunciar a tu siesta diaria.

  • Compensa la falta de descanso nocturno y refuerza el sistema inmune. Aunque no pueda revertir los daños que sufre el organismo de quien sufre la falta de sueño nocturno, una pausa de treinta minutos logra, al menos, equilibrar el sistema inmune y hormonal y devolverlo a su estado normal.
    Combate la hipertensión. El descanso que supone una pequeña cabezadita puede reducir la presión sistólica y combatir la hipertensión.
  • El corazón descansa…. Los beneficios de la siesta para la salud cardiovascular son razón más que suficiente para lanzarse a los brazos de Morfeo: los últimos estudios sugieren que reduce la mortalidad coronaria, mejora la recuperación cardiovascular y reduce la presión arterial en caso de estrés.
  • …y tú cerebro, también. Una jornada seguida de una noche complicada estará, con toda seguridad, acompañada por una peor concentración y dificultad para recordar. De nuevo, una siesta te ayudará a ‘espabilar’, recuperar tu capacidad de atención y tus reflejos.

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  • Dormir…y adelgazar. Dormir poco engorda. Es un hecho. Pero si no puedes seguir un buen horario de sueño y descansar las siete u ocho horas necesarias, compénsalo con la siesta.
  • ¡Aprende!. Seguro que has oído que dormir bien por la noche ayuda a memorizar. Lo que quizá no sabes es que la siesta también refresca el sistema cognitivo, aumenta la capacidad de la memoria y contribuye al aprendizaje. Funciona igual que el descanso nocturno: después de una intensa sesión de estudio, a dormir –aunque sea menos de media hora-.
  • Mejora tú ánimo. Segrega serotonina, la conocida como ‘hormona de la felicidad’. Toda una cura para el estrés y la ansiedad. Además, las emociones, los procesos afectivos y la empatía también mejoran con la siesta aunque, en este caso, es necesario un descanso más largo para que dé tiempo a entrar en la fase REM y soñar.