La falta de sueño envejece: así empeoró la piel de una reportera del Daily Mail

Sarah Antes

Sarah Chalmers, 46 años, antes del experimento

La reportera del diario Daily Mail Sarah Chalmers ha vivido en primera persona las consecuencias de restringir sus horas de sueño  para poder describir los resultados a sus lectores.
La cantidad de sueño de la que se privó puede no parecer excesiva (dos horas por noche); sin embargo, Sarah notó los efectos de la falta de descanso desde el primer día. Después de dormir solo cuatro horas paso una jornada marcada por despistes, sensación de somnolencia y, a partir de las tres de la tarde, dolor de cabeza. Al mirarse al espejo se encontró con que su piel estaba enrojecida y sus poros, dilatados. El tacto no ofrecía un panorama más alentador: tenía la tez áspera.

Son las primeras señales de alerta que le enviaba su cuerpo. La falta de sueño produce un incremento de la ‘hormona del estrés’ el cortisol, que debilita la piel y puede llegar incluso a producir acné.

Sarah pasó a dormir seis horas cada noche durante cinco días para replicar el horario de muchos trabajadores. Sin siesta. Pese a ganar dos horas respecto a la primera parte del experimento, su cuerpo siguió notando los efectos negativos a nivel fisiológico, estético y psicológico.

Sarah después de dormir seis horas, cinco noches seguidas

Sarah después de dormir seis horas, cinco noches seguidas

Tenía episodios de tristeza o ira y un mayor apetito que solo saciaba con alimentos dulces y grasos. El nivel de cortisol siguió en aumento, produciendo una piel cada vez más áspera, con más rojeces y con poros en peor estado.
Al concluir el experimento, Sarah, con 46 años; tenía más arrugas, ojeras y bolsas bajo los ojos. ‘Parezco mucho más mayor de lo que soy’, sentencia en su artículo. ‘Puedo ver mis poros a distancia’, se lamentaba Sarah; quien además se encontró con dos granos en su barbilla.

El análisis final demostró que los poros habían doblado su tamaño y que las rojeces de su rostro se habían incrementado en un 50%, por el aumento de sebo y porque, literalmente, la piel no puede curarse sin un descanso adecuado.

Sarah es una mujer con una piel en un estado excelente para su edad. Si se priva de sueño a una persona con problemas de acné, dermatitis, psoriasis, eczema o piel sensible, se encontrará con que sus problemas empeoran en poco tiempo y de forma considerable.

Sea cual sea el estado inicial de la piel, prolongar la falta de sueño supone una ruptura en la génesis de colágeno y elastina, proteínas responsables de mantener la piel flexible. Falta de brillo, sequedad, arrugas o aumento de peso son las consecuencias estéticas de la falta de sueño, que, además, tiene consecuencias mucho más graves para la salud.

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