Consejos para alargar la vida útil de un colchón

Con el paso del tiempo, los colchones pierden sus cualidades iniciales. Airear el colchón de forma diaria, combatir los ácaros y mantenerlo alejado de la humedad, son algunas recomendaciones para conservar tu equipo de descanso en perfectas condiciones. Pero también debemos prestar atención a la vida útil del colchón para asegurar nuestro descanso.

Cual es la vida útil de un colchón

Según los estudios realizados por la Asociación Española de la Cama (Asocama) la vida útil de un colchón que se utiliza entre 8 y 10 horas al día no supera la década. Lo recomendable, superada esa fecha, es que el usuario sustituya su equipo de descanso y adquiera uno nuevo, siempre atendiendo a las características que mejor se adapten a su espalda para evitar futuros problemas lumbares, dorsales y cervicales.

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Si bien es cierto que el uso prolongado de los colchones es el factor que más influye en la degradación de estos, siguiendo algunas recomendaciones e incorporando una rutina básica de cuidados, la vida útil de un colchón y las propiedades del mismo pueden mantenerse durante más tiempo.

¿Qué no se debe hacer con un colchón?

  • Plegar o doblar un colchón si está fabricado con muelles.
  • Pisar un colchón, ni permitir que se salte sobre él.
  • Limpiar en seco.
  • Mantener cerca de la humedad.
  • Apoyar objetos pesados o punzantes sobre el colchón, o la base.
  • Usar un colchón nuevo sobre un somier de malla metálica.

Cómo evitar la deformación del colchón

  • Durante el primer medio año de vida del colchón, es recomendable que se gire semanalmente para asentar el relleno y evitar futuras imperfecciones en su superficie.
  • Una vez abierto su embalaje, debe situarse durante unas horas en un lugar ventilado.
  • Airear por separado tanto el colchón como las sábanas y el edredón como mínimo una vez al día, durante diez minutos.
  • Dar la vuelta al colchón cada tres meses.
  • Mantenerlo alejado de la humedad.
  • Eliminar los olores con productos que no sean corrosivos.
  • Limpiar la superficie con un aspirador para evitar la acumulación de suciedad y polvo.
  • Combatir los ácaros para evitar trastornos alérgicos.
  • Cubrir el colchón con una funda o un cubre colchón impermeable, siempre que este no sea de látex.
  • Lavar el cubre colchón una vez al mes.
  • Un colchón sólo debe usarse para dormir. Sentarse en sus orillas o en sus esquinas favorece su deformación.

¿Por qué cambiar el colchón?

Cuando un colchón ha llegado al final de su vida útil porque está deformado, porque ha perdido firmeza o porque sus condiciones higiénicas se han visto deterioradas, es conveniente que se sustituya. Lo más importante en su elección es atender a que sus características se adapten a las necesidades físicas de cada persona para evitar dolencias lumbares, dorsales o cervicales.

Las condiciones higiénicas del colchón, por su parte, también aquejan el paso del tiempo y este se vuelve vulnerable a la aparición de ácaros; aunque la protección es mayor si el producto tiene un certificado de tratamiento anti ácaros como el del tratamiento Sanitized.

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La apariencia externa del producto no garantiza que sus condiciones sean las correctas. Con el tiempo, los materiales que lo componen se degradan hasta la pérdida parcial o total de sus cualidades. Así, al desgastarse sus resortes, la superficie tiende a hundirse en ciertas zonas y deja de ofrecer un soporte adecuado, lo que puede traducirse en incomodidad, en una menor calidad del descanso y en la aparición de dolores musculares o articulares.

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Según un estudio realizado por EBIA (European Bedding Industries Assosiation), los españoles son los europeos más reticentes a la hora de renovar su colchón, lo que hacen, de media, cada 12,6 años. Además, de la investigación también se extrajo que un 20% de la población española cree que un colchón se puede usar durante 20 años y que un 68% lo cambia solo si su desgaste es evidente a simple vista. En el otro extremo se sitúan países como Austria y Holanda, que realizan la sustitución cada 8,2 y 9,6 años, respectivamente.

Pese a que la degradación de las condiciones estructurales e higiénicas de un colchón es inevitable, la condición de sus materiales determinará su mayor o menor vida útil. Los certificados de calidad y de tratamientos de higiene, anti ácaros y contra sustancias nocivas, como las etiquetas ‘Confidence in textiles’ y ‘Sanitized’ – con las que cuentan los productos de Asppen – garantizan que las cualidades iniciales del colchón se mantendrán por más tiempo que aquellas presentadas en colchones de baja calidad. La calidad e higiene del colchón estarán asegurados.